miércoles, 24 de mayo de 2017

El Arte del Renacimiento. Obras del Quattrocento. Arquitectura

1. La Cúpula de Santa María de las Flores (1420-1436)


El florentino Filippo Brunelleschi (1377-1446) está considerado como el primer arquitecto plenamente renacentista. Sus principales aportaciones fueron:
  • La recuperación de elementos de la antigüedad como el capitel corintio, el entablamento o las arcadas de medio punto.
  • La utilización del Módulo como unidad de medida que fija la Proporción entre todas las partes del edificio.
  • La aplicación de la Perspectiva lineal en los edificios.
  • La creación del modelo de palacio renacentista

La Cúpula de la Catedral florentina es la obra que inaugura la arquitectura renacentista. La catedral, de origen bajomedieval, permanecía inconclusa ya que los problemas técnicos habían impedido la construcción de la cúpula. Por esto, se convocó un concurso en 1418 del que se proclamó vencedor Brunelleschi al proyectarla sin cimbra (armazón de madera que sirve de soporte a una bóveda o arco mientras se construye) ni andamios.
Para hacerla más ligera, ideó un doble cascarón octogonal con un espacio vacío entre ambos. El cuerpo interior, esférico, es de ladrillo y piedra, mientras que el segundo, octogonal, es de mármol.
El resultado es una cúpula de 42 metros de diámetro, octogonal , apuntada, coronada por una linterna que le proporciona elevación, con 8 nervios, edificada sobre un tambor con ventanas en cada lado. El peso de la cúpula es descargado en las semícúpulas que la rodean.


Brunelleschi tuvo un absoluto control sobre la obra, dirigiendo tanto su diseño como su ejecución. Es por tanto, un artista en el sentido moderno del término.
La cúpula debía constituir el punto de fuga de la ciudad de Florencia concebida como una ciudad ideal, cuyo espacio debía ser ordenado como un conjunto, siguiendo los principios renacentistas de proporción, armonía y belleza. Las líneas de perspectiva de la ciudad confluirían en la cúpula.

 2. Iglesia de San Lorenzo. Florencia (1421-28)


También obra de Brunelleschi, el edificio adapta la tradicional planta basilical de 3 naves al lenguaje del Renacimiento. Esto implica someterlo a los principios de simetría, perspectiva y proporción.
La aplicación de la perspectiva al templo se consigue mediante la disposición de líneas que convergen en un punto de fuga situado en el altar.
La proporción, que persigue la adecuación a la escala humana, se calcula mediante el uso del módulo (unidad de medida que, multiplicada, define las dimensiones del edificio). En este caso, el módulo será el espacio central del crucero.
La Iglesia sobresale también por la utilización de elementos antiguos: el techo de casetones, los arcos de medio punto, el entablamento sobre columnas corintias, etc. La cúpula del crucero es sobre pechinas (formas resultantes de pasar de la forma cuadrada a la circular)

3. La Iglesia de San Francisco en Rimini (1446-1450)

León Battista Alberti (1404-1472) fue el principal teórico del Quattrocento italiano, un perfecto conocedor de la antigüedad y un artista polifacético como Leonardo.


La Iglesia de San Francisco, más conocida como el Templo Malatestiano en homenaje al mecenas Segimundo Malatesta, señor de Rímini, destaca por la disposición de un arco del triunfo, elemento que ordena la composición de la fachada y alude al pasado romano. La decoración de la fachada es extremadamente austera, lo que supone un profundo cambio respecto a la arquitéctura gótica. Fue la primera iglesia del siglo a la que se denominará templo, novedad que simboliza la síntesis entre cristianismo y paganismo, Antigüedad y Modernidad.

4. Fachada de la Iglesia de Santa María Novella (1456)


Alberti se enfrento a la tesitura de diseñar una fachada para una iglesia gótica de tres naves, la central más alta que las laterales,siguiendo los cánones del nuevo estilo renacentista, Para ello. compuso 3 cuadrados, dos en el piso inferior, separados por un arco de medio punto y uno superior. Para disimular la falta de altura de las naves laterales y cumplir con el objetivo de la proporción entre las partes, colocó dos alerones o volutas que sugieren una transición menos abrupta entre las naves. En el piso superior, Alberti dispuso un frontón de reminiscencias clásicas.

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