lunes, 17 de enero de 2011

La población española: Fuentes, evolución y distribución.

LA POBLACIÓN ESPAÑOLA.
 
0. Introducción al estudio de la Población. Conceptos.

Conviene distinguir entre Demografía, que es una ciencia estadística y cuantitativa, y Geografía de la Población que analiza las relaciones existentes entre la evolución de las poblaciones humanas y el espacio en que estas habitan, siendo una ciencia cualitativa. Obviamente, la ligazón entre ambas es muy estrecha.
Otra cuestión previa a tener en cuenta es la distinción entre dinámica demográfica, que engloba natalidad, mortalidad y fecundidad (movimientos naturales de la población) así como las migraciones y estructura demográfica que implica el estudio de la composición de la población por sexos y edades, fundamentalmente, aunque también por su actividad laboral o nivel educativo.

1. Fuentes para el estudio de la población en España.

Las fuentes demográficas se pueden dividir en:
-Históricas preestadísticas. Son anteriores al primer censo de 1857. Ejemplos de ellas son los Recuentos de Población como el Catastro de Ensenada, los empadronamientos, los fuegos, que se utilizaban para contar los hogares existentes con finalidad fiscal y, sobre todo, los registros parroquiales.
-Estadísticas: Destacan los Censos, los Padrones y el Nomenclator
El Censo es un documento estadístico que se efectúa a partir de cuestionarios comunes en todo el país. A partir de 1857, se realizan los Censos oficiales que se elaboran cada 10 años desde el 1900 (desde 1981 en los años terminados en 1). El organismo encargado es el INE (Instituto Nacional de Estadística) creado en 1945. Es la fuente demográfica que proporciona la información más detallada, por lo que es la fuente más indicada para el análisis geográfico de la población. La información se delimita por municipios, provincias y Comunidades autónomas y versa sobre características personales y familiares, el nivel de instrucción, la ocupación, el sexo, la edad, el estado civil, etc. Los datos proporcionados para la realización del Censo son secretos y, por tanto, sólo se pueden hacer públicos los datos globales, nunca los individuales.
El Padrón es la relación de los habitantes de un municipio y su domicilio. Es dinámico, ya que se actualiza por cambios de domicilios, natalidad y defunciones. Es competencia de los ayuntamientos y el carácter de los datos es público.
El Nomenclator es la relación de entidades de población que tienen los municipios, así como las familias y hogares que viven en ellos.
Otras fuentes destacadas para el estudio de la población son la Encuesta de Población Activa o la Encuesta de Migraciones Interiores, ejemplos de fuentes sectoriales de cuya elaboración se encarga el INE.

2. Evolución histórica de la población española.

Hasta el siglo XIX, se caracteriza por el dominio del Ciclo Demográfico Antiguo caracterizado por una tasa de natalidad muy elevada (de hasta el 40%0.),  debido a la nula utilización de recursos anticonceptivos, por lo que la población crecía en régimen de fecundidad natural (esto es, sin tener en cuenta los hijos habidos anteriormente), y una tasa de Mortalidad igualmente alta, la llamada Mortalidad catastrófica ocasionada por el influjo de guerras, hambrunas y epidemias. La evolución de la población durante el Ciclo Demográfico Antiguo no es lineal, produciéndose la alternancia de épocas de crecimiento demográfico con otras de retroceso.
Las etapas son:
Antigüedad: Crecimiento durante la época romana, aunque se aprecia crisis debido a la crisis del Siglo II y las invasiones germánicas.
Edad Media: Reducción general con crecimiento en Al-Andalus durante la Alta Edad Media. Recuperación paulatina a partir de los siglos XI-XII con nueva recaída en el Siglo XIV.
S. XVI: Crecimiento hasta llegar  a los 8 millones de habitantes en 1590, el 80 % de ellos en Castilla.
S. XVII. La Crisis del XVII, con la subsiguiente proliferación de guerras y epidemias, unida a la emigración a América, hace caer la población hasta los 6, 5 millones en 1620, caída que prosigue hasta, al menos, 1680.
S. XVIII. Crecimiento demográfico gracias a la recuperación económica y a la disminución de las guerras.
S. XIX. Se produce la transición demográfica con cierto retraso respecto al mundo desarrollado, ya que la caída de la mortalidad es muy lenta y la natalidad sigue siendo muy alta, 38%0 en 1860. El primer Censo de 1857 da la cifra de 15.454.514 habitantes.
S. XX: Ciclo Demográfico Moderno. Evolución:
El crecimiento de la población española durante el siglo XX no será lineal. A comienzos del siglo XX, la población española es de 18.594.405 millones de habitantes (mientras que la mundial es de 1630 millones). El crecimiento, por tanto, es de apenas tres millones de personas entre 1857 y 1900. La natalidad es del 35%0 en 1900 y la mortalidad descenderá por debajo del 30%0, mientras que la mortalidad infantil alcanza el 180%0. La esperanza de vida es de 34 años. Otro factor que frena el crecimiento es la emigración exterior, a América en especial, que tiene un influjo cualitativo al estar protagonizada por gente joven. Así las cosas, el incremento de la población es del 0,3-0,55 % anual.
1900-1920: Se produce un incremento del 0,6-0,7% de la tasa anual de crecimiento ya que disminuye la mortalidad por debajo del 30%0, con la excepción de 1918, cuando la  última gran epidemia letal de la historia de España -la de gripe-, aumentó la mortalidad hasta el 33%0 La natalidad baja del 30%0 y el crecimiento vegetativo es del 6%0. La población total alcanza los 21.303.162  habitantes en 1920.
1920-1936: La Natalidad baja hasta el 27%0 en 1935, mientras que la mortalidad baja en los años 20 por debajo del 20%0., aunque la mortalidad infantil todavía es del 30%0 en 1930. El crecimiento vegetativo es del 10-11%0. La población total alcanza los 23.563.867 habitantes en 1930.
1936-1950: Crisis por la Guerra Civil y la Posguerra. Son los Años del Hambre caracterizados por la reducción de las tasas de natalidad, la disminución de la población joven por las secuelas de la guerra y la represión y el subsiguiente desequilibrio entre población masculina y femenina. El crecimiento vegetativo es apenas del 3,7%0 entre 1936 y 1940. La población total alcanza los 27.976.755 habitantes en 1950.
1950-75: Es una época de fuerte crecimiento, en la que se produce el “Baby Boom” español. Los años 50 serán de recuperación con un crecimiento vegetativo del 10-12%0 que se debe al descenso de la mortalidad ocasionado gracias a la mejora de la nutrición, del sistema sanitario y del nivel educativo y a la erradicación de practicas insalubres que motivaban las enfermedades infecciosas.
Los mayores índices de crecimiento se dan en los años 60 y 70 por la coincidencia de la reducción de la tasa de mortalidad (por debajo del 10%0) con una alta natalidad (21%0) lo que da lugar a excedentes demográficos. El desarrollismo de los años 60 introdujo las políticas natalistas en España, similares a las de otros regimenes totalitarios, lo que incidirá en el aumento de la natalidad, aunque en menor medida de lo que el propio régimen esperaba, por la existencia de problemas (como los de la vivienda). Es más la inversión extranjera y las divisas de turistas e inmigrantes lo que propicia el despegue económico y, por ello, el Baby Boom español es antes fruto del crecimiento económico que de los premios de natalidad del régimen franquista. En cualquier caso, estamos en la época de las familias numerosas. El crecimiento vegetativo está entre el 11, 5 y el 12,7%0 en los años 60. La población total alcanza los 33.283.928 habitantes en 1970.
Los años 70 no son uniformes. Los primeros años siguen, aunque perdiendo gas, la estela de la década anterior, mientras que desde 1975, tras el impacto de la crisis económica mundial de 1973, se producen una caída de las tasas de natalidad, nupcialidad y fecundidad y una ralentización del crecimiento real. El crecimiento vegetativo es del 9-10%0 en los años 70.
En los años 80 se dan las cifras más bajas de crecimiento vegetativo de todo el siglo, cayendo entre el 4%0 y el 5,3%0, presentando algunas provincias disminuciones poblacionales como consecuencia de la emigración y de saldos de dinámica natural negativos. En el aspecto positivo, hay que mencionar que se producen los niveles más bajos de mortalidad y que la mortalidad infantil cae al 8%0 en 1983.
El Censo de 1991 da una población de 38,872.268 millones de habitantes, apenas 1 millón más que en 1981. La natalidad cae al 10%0 a principios de los 90 y testimonia la transformación de España en un país desarrollado con una población en paulatino envejecimiento.

3. Distribución de la población en España.

La distribución espacial de la población analiza la forma en que ésta se localiza sobre el espacio. El concepto que mejor mide la realidad de la distribución poblacional es la Densidad (Relación entre la superficie y la población, medido en habitantes /km2).
La Población española era de 46.157.822 habitantes (a 1 de Enero de 2008), cifra que no se distribuye uniformemente. Las Comunidades Autónomas con mayor población eran Andalucía (8.202.220 habitantes), Cataluña (7.364.078 habitantes), Madrid (6.271.638 habitantes) y la Comunidad Valenciana (5.029.061 habitantes). Las menos pobladas eran La Rioja (317.501 habitantes), Cantabria (582.138 habitantes) y Navarra (8.202.220 habitantes). Por Provincias, según datos del Padrón de 2007, las más pobladas eran Madrid y Barcelona (5, 3 millones de habitantes), mientras que Teruel y Segovia apenas alcanzaban los 100.000 habitantes y Soria, la menos poblada de todo el estado, se quedaba en 93.000 habitantes.
Si analizamos los datos del Censo del 2001 comprobaremos que las provincias de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla concentran el 34,7% de la población y que el 56,2% de ésta vive en Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia.
El contraste entre una periferia poblada y un centro vacío, con la excepción de Madrid, tiene profundas raíces históricas, al menos desde el siglo XVIII, y se perfila con claridad en el Siglo XIX. Esto se ha intensificado en el presente. De hecho, en el XIX todavía había más población en el interior, siendo mayor en las costas la densidad. Las diferencias se agudizaron en el siglo XX, especialmente en las décadas de los 60 y 70, años de gran migración interior.
La densidad pasó de los 37 h/km2 de comienzos de siglo XX a los 80 h/km2 de 1991, aunque aquellos se repartían de forma mucho más homogénea por el territorio nacional y había una presencia mucho más real del hombre en éste. La Densidad Media en el 2008 en España era de 91,2 h/Km2
Los  valores más altos, por comunidades autónomas, están en  Madrid (781 h/Km2), P. Vasco y Canarias, con cifras superiores a los 200 h/ Km2. En menor medida, están Asturias, Baleares, Cantabria, Cataluña y Valencia. Andalucía, Galicia y Murcia están por encima de la media pero sin llegar a 100 h/ Km2.
Las provincias de mayor densidad, superior a 100 h/Km2. se encuentran en el litoral, salvo Madrid y Sevilla. Son Pontevedra, A Coruña, Barcelona, Valencia, Alicante, Málaga, Baleares, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas.
Las Provincias que no superan los 50 h/ Km2 son las de las regiones de Extremadura, Castilla-La Mancha (comunidad con menor densidad en 2008: 25,7h/Km2), Castilla-León, Aragón e interior de Galicia.
En resumen, existe un contraste entre litoral e interior aunque en ambas partes hay áreas que rompen con la norma general. Hay que matizar señalando que ni el centro está uniformemente poblado, ni la periferia constituye una zona de poblamiento permanentemente denso. El litoral español presenta focos de fuerte concentración demográfica separados por áreas de más escasos efectivos. Las grandes concentraciones se localizan en las rías gallegas, el litoral astur-cantabro, el País Vasco costero, Barcelona y su hinterland, la zona de huertas levantinas y su litoral turístico, la Costa del Sol y el Bajo Guadalquivir. En las provincias marítimas se producen sensibles contrastes entre las comarcas costeras y aquellas que no tienen salida al mar que crecen menos o pierden población a favor de las primeras. (Un buen ejemplo de ello es la provincia devuelva que concentra su población en la Costa, tanto occidental como oriental, mientras que Sierra, Andévalo y Cuenca Minera pierden población)
En el interior también se dan contrastes ya que, aunque las densidades son bajas en todas partes, llegan a ser ínfimas en el Alto Pirineo y el Sistema Ibérico, mientras que son más altas en los valles del Ebro y del Guadalquivir y en Madrid.
Las causas que explican el mapa actual son variadas:
1.                   Factores físicos. Especialmente el clima y la altitud. Los climas extremos dificultan la habitabilidad. La Altitud, además, dificulta desarrollar determinados actividades humanas como la agricultura e impide las comunicaciones.
2.                  Factores demográficos. Al contar con un índice alto de envejecimiento, la dinámica natural presenta fuertes contrastes, siendo la natalidad mucho menor en el interior.
3.                  Factores socioeconómicos. Las migraciones interiores que se han desarrollado durante toda la edad contemporánea y se agudizaron entre los años 50,60 y 70 del siglo anterior modificaron profundamente la distribución de la población.
En lo que a población rural y urbana se refiere diremos que últimamente han perdido importancia los municipios de menos de 10.000 habitantes frente a la significación adquirida por ciudades grandes y medias. Los municipios menores de 10.000 habitantes ocupan sólo la cuarta parte de la población, con una densidad de 23,6 h/ Km2, mientras que, según el Censo del 91, el 74,18% de la población residía en municipios de más de 10.000 habitantes.
En resumen, la población española presenta estas características:
·                     Aumento generalizado de la densidad de población.
·                     Contraste entre un litoral fuertemente poblado y un interior semivacío.
·                     Concentración en áreas urbanas frente al despoblamiento de las zonas rurales.



















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