martes, 25 de noviembre de 2025

Revolucionarias y Sufragistas. La lucha por la igualdad

Durante el primer trimestre, analizamos como se configuraba en la sociedad europea durante la edad moderna el dominio del género masculino sobre el femenino, como se legitimaba la violencia de género y como algunas mujeres como Cristina de Pizán intentaron rebatir esos argumentos en un debate que se denominó "la Querella de las Mujeres" y que atravesó la cultura europea de los siglos XV, XVI y XVII. A esa actividad, recogiendo la expresión de Virginia Woolf, la denominamos "¿De dónde viene la ira?"
 
El segundo trimestre lo comenzamos visionando en clase el film Sufragistas. Vamos a partir de esta película para estudiar la evolución de la lucha por la igualdad durante los siglos XIX y el primer tercio del XX, tiempo que se corresponde con los temas que hemos estudiado en clase en los últimos meses (Revolución industrial, Movimiento Obrero, etc.)

La actividad a realizar está enlazada al fin de la entrada, pero antes es conveniente repasar brevemente la evolución del feminismo en esos años.






Contexto. La lucha por la igualdad en el siglo XIX

 
En el siglo XVIII, el debate intelectual sobre la capacidad intelectual de la mujer no se había cerrado aún. La Ilustración, por tanto, lo heredó. El problema radica en que siendo un movimiento cultural que tenía a la razón como estandarte, la Ilustración no solventó la cuestión ni supuso un avance significativo en la conquista del espacio público por las mujeres, más bien lo contrario. De hecho, representantes del pensamiento ilustrado tan importantes como Rousseau reprodujeron los mismos argumentos misóginos que vimos en los siglos anteriores. Hubo, al igual que en los siglos anteriores, hombres que abogaron por lo que hoy denominaríamos  igualdad de género, siendo Condorcet, quizá, el más señalado, pero, en general, se puede afirmar que el proceso de racionalización que protagonizó el siglo XVIII, el siglo de las Luces, no desplazó a la misoginia.
 
La supuesta inferioridad del género femenino se fundamentó para Rousseau en la propia herencia de la naturaleza que había establecido las diferencias entre ambos sexos, como se desprende de esta cita de su obra Emilio:
"El sostener de una manera vaga que son iguales los dos sexos y que tienen las mismas obligaciones, es perderse en manifestaciones vanas, sin decir nada que no se pueda rechazar. (...)
Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar de ellos, educarlos cuando niños, cuidarlos para mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles grata y suave la vida son las obligaciones de las mujeres en todos los tiempos, y esto es lo que desde su niñez se les debe enseñar. (...)
El hombre dice lo que sabe, y la mujer dice lo que agrada; el uno para hablar necesita conocimiento y la otra gusto; el principal objeto de él deben ser las cosas útiles, y el de ella las agradables. (...)
Todo lo que tiende a generalizar las ideas, no es propio de mujeres; sus estudios se deben referir a la práctica, y les toca a ellas aplicar los principios hallados por el hombre y hacer las observaciones que le conducen a sentar principios."

La respuesta a Rousseau la proporciona Mary Wollstonecraft, autora de uno de los hitos de la literatura feminista, Vindicación de los derechos de la mujer (1792).  Wollstonecraft le va a dar la vuelta a los postulados misóginos de Rousseau, atribuyendo el origen de las diferencias entre los géneros a la exclusión de las mujeres de la educación científica y humanística, por lo que la igualdad en el acceso a la educación debía ser la llave que garantizara la conquista de la esfera pública por las mujeres.
"¿Quién ha erigido al hombre como único juez, si la mujer comparte con él el don de la razón?"
(...)
"Probablemente yo he tenido la oportunidad de observar más niñas en su infancia que J.J. Rousseau. Puedo recordar mis propios sentimiento y he observado a mi alrededor con detenimiento. Sin embargo, lejos de coincidir con su opinión respecto a los primeros albores del carácter femenino, me aventuraré a afirmar que una niña a quien no se le haya apagado el espíritu por la inactividad o se le haya teñido la inocencia con la falsa vergüenza, siempre será traviesa y que no le atraerán la atención las muñecas, a menos que el encierro no le permita otra alternativa. En pocas palabras, los niños y las niñas jugarían juntos sin peligro, si no se inculcara la distinción de sexos muchos antes de que la naturaleza haga alguna diferencia."
La obra de Wollstonecraft es importante en la historia de la lucha por la igualdad porque supone el puente entre la fase de la discusión intelectual que marcó la Querella de las Mujeres y la nueva fase que se inicia con la llegada de las revoluciones liberales, una fase que podríamos llamar política y jurídica y tiene su culminación en la conquista del voto femenino. Esta fase se caracteriza, fundamentalmente, por la aparición de un movimiento de naturaleza política, el sufragismo, que reclamará para el género femenino, el espacio político y social que las revoluciones, fundadas en los principios de igualdad legal y libertad individual, negaron a las mujeres.

La revolución americana que consagró la primera democracia occidental de la historia contemporánea negó a las mujeres cualquier posibilidad de participación en el naciente sistema político, forjando al sufragio universal masculino como el instrumento de monopolización de la representación política por los hombres. El peligro que, para las mujeres, suponía la afirmación legal del privilegio masculino de la participación política movilizó a mujeres como Abigail Adams que, en los momentos previos a la aprobación de la Constitución, escribió a su marido, John Adams, futuro presidente de los Estados Unidos, recordándole que: 
"...en el nuevo código de leyes  que supongo que será necesario que redactéis..no hay que poner un poder sin límite en manos de los esposos. Recordad que todos los hombres serían tiranos si pudieran. Si no se presta un cuidado y una atención especial a las damas, estamos dispuestas a fomentar una rebelión, y no nos consideramos obligadas a obedecer las leyes en que no tengamos representada nuestra voz."
Durante la Revolución Francesa, se vivió el mismo proceso. La afirmación de los derechos de igualdad legal, gobierno representativo, derechos individuales, etc., no conllevó una negación de los privilegios masculinos en ninguno de los ámbitos en los que estos se ejercían. Las mujeres quedaron excluidas del sistema político creado y su condición de ciudadanas no fue reconocida por la Asamblea Nacional. 
Esta exclusión es especialmente grave si tenemos en cuenta el enorme protagonismo de las mujeres parisinas en acontecimientos de la revolución como la toma de la Bastilla o la marcha a Versalles para obligar al Rey a firmar la Declaración de Derechos de 1789.
Como las mujeres fueron ignoradas en la Declaración de Derechos aprobada por la Asamblea Nacional, en 1791 Olimpia de Gouges lideró la redacción y proclamación de una Declaración de Derechos de la Mujer y de la Ciudadana que pretendía la equiparación de derechos entre ambos géneros. El texto decía así:
«Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la Nación, solicitan ser constituidas en Asamblea Nacional. (...) el sexo superior, tanto en belleza como en valor —como demuestran los sufrimientos maternales— reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los siguientes Derechos de la Mujer y de la Ciudadana.
ARTÍCULO I. La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. (...).
ARTÍCULO II. El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la mujer y los del hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.
ARTÍCULO IV. La libertad y la justicia consiste en devolver todo cuanto pertenece a otros; así pues, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer no tiene más limitaciones que la tiranía perpetua a que el hombre la somete; estas limitaciones deben ser modificadas por medio de las leyes de la naturaleza y de la razón."

Las revolucionarias francesas no se van a limitar a las exigencias políticas y van a intervenir en otros ámbitos, reclamando, por ejemplo, el derecho de las mujeres a participar en la guerra en defensa de revolución. No se trataba sólo, por tanto, de lograr la equiparación política con el género masculino, sino de romper también las relaciones de dependencia y subordinación de las mujeres con sus maridos o padres.
Las mujeres de la clase trabajadora urbana, (las trabajadoras de los mercados, por ejemplo) fueron especialmente activas durante la revolución, apoyando a la izquierda republicana. Las conocidas como sans-jupons (equivalentes a los sans-culottes masculinos) fueron el principal apoyo de organizaciones como las Ciudadanas Republicanas Revolucionarias, el principal club femenino de la etapa republicana. Esta organización fue alabada por los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Convención:
"Habéis roto uno de los eslabones de la cadena de prejuicios. Aquel que confinaba a las mujeres al angosto espacio de sus hogares, convirtiendo a la mitad de las personas en seres pasivos y aislados ya no existe para vosotras. Estáis ansiosas por ocupar vuestro puesto en el orden social, la apatía os ofende y humilla."
Esta organización feminista intentó integrar las demandas de igualdad política reclamadas por las mujeres burguesas con las demandas sociales de las mujeres de los mercados y arrancó a la Convención importantes conquistas como el derecho de las mujeres a la propiedad, la aprobación del divorcio o la prohibición de la prostitución. Sin embargo, su papel no fue reconocido por las autoridades de la Convención que, en octubre de 1793 decretaron la clausura de los clubes femeninos. Días antes, Claire Lacombe, líder de las Ciudadanas Republicanas Revolucionarias, en un discurso en la Convención, intentó parar la prohibición:
"Nuestro sexo tan sólo ha producido  un monstruo (María Antonieta), pero nosotras durante cuatro años hemos sido traicionadas y asesinadas por innumerables monstruos de sexo masculino. Nuestros derechos son los del pueblo, y si se nos oprime, sabremos como oponer resistencia a la opresión"
En definitiva, tras las revoluciones liberales acaecidas a finales del XVIII y principios del XIX, la situación de las mujeres no sólo no mejoró, sino que sufrió un claro retroceso al continuar sumidas en la condición de súbditas mientras que los hombres alcanzaban la categoría de ciudadanos. Su sacrificio y sus aportaciones fueron, además, ignoradas. A pesar de que la revolución tenía una imagen femenina ( la de Mariannne, que personificaba a la República francesa) hoy casi nadie recuerda a las sans-jupons mientras que los sans-culottes figuran en casi todos los libros de texto de historia.

 
La libertad guiando al pueblo, obra de Delacroix. La libertad aparece representada como una mujer, popularmente conocida como Marianne.


En  1848, en el mismo año en que se publicó el Manifiesto Comunista de Marx y Engels o se produjo la tercera de las oleadas revolucionarias del siglo XIX, en la localidad estadounidense de Seneca Falls, se produjo un acontecimiento singular que, sin embargo, ha tenido mucha menos repercusión: la primera convención sobre los derechos de las mujeres. La convención tuvo como resultado la promulgación de la Declaración de Sentimientos y Resoluciones de Seneca Falls:


«La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones por parte del hombre con respecto a la mujer, y cuyo objetivo directo es el establecimiento de una tiranía absoluta sobre ella. (...)
La ha obligado a someterse a unas leyes en cuya elaboración no tiene voz. (...)
Si está casada, la ha dejado civilmente muerta ante la ley. La ha despojado de todo el derecho de propiedad, incluso sobre el jornal que ella misma gana.
Moralmente se ha convertido en un ser irresponsable. (...) En el contrato de matrimonio se le ha obligado a prometer obediencia al esposo, mientras que él se convierte, para todos los fines y propósitos en su amo –ya que la ley le da poder para privarla de libertad y para administrarla castigos. (...)
Al emprender la gran tarea que tenemos ante nosotras, anticipamos que no escasearán los conceptos erróneos, las malas interpretaciones y las ridiculizaciones, empero, a pesar de ello, estamos dispuestas a conseguir nuestro objetivo, valiéndonos de todos los medios a nuestro alcance. Vamos a utilizar agentes, vamos a hacer circular folletos, presentar peticiones a las cámaras legislativas del Estado y nacionales, y asimismo trataremos de llegar a los púlpitos y a la prensa para ponerlos de nuestra parte. Esperamos que esta Convención vaya seguida de otras convenciones en todo el país. (...)»
DECIDIMOS: Que todas aquellas leyes que impidan que la mujer ocupe en la sociedad la posición que su conciencia le dicte o que la sitúen en una posición inferior a la del hombre, son contrarias al gran precepto de la naturaleza y, por tanto, no tienen ni fuerza ni autoridad. (...)
DECIDIMOS: Que la mujer es igual al hombre -que así lo pretendió el Creador- y que por el bien de la raza humana exige que sea reconocida como tal.
DECIDIMOS: Que es deber de las mujeres de este país asegurarse el sagrado derecho a votar.»
La Convención de Seneca Falls fue imitada a lo largo y ancho de los Estados Unidos durante las décadas centrales del siglo XIX, sucediéndose las reuniones y mítines en los que cristalizaría en la constitución del movimiento sufragista, el gran protagonista de las movilizaciones feministas de la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX.
 
En los Estados Unidos, nacerían la Asociación Nacional Pro Sufragio de la Mujer (NWSA) , liderada por Susan B. Anthony y Elizabeth Candy Staton y Asociación Américana Pro Sufragio de la Mujer (AWSA) encabezada por Lucy Stone.
En el Reino Unido destacarán la Unión de Sociedades por el voto de las mujeres y la Unión Social y Política de las Mujeres (WSPU), de carácter mas radical y encabezada por Emmeline Pankhurst (que aparece interpretada por Meryl Streep en la película que vimos en clase, Sufragistas). Entre las militantes de esta organización ha pasado a la historia el nombre de Emily Davison, la mujer que se sacrificó en el derby de 1913 para atraer la atención de la opinión pública hacia la causa sufragista. Este vídeo recoge el triste acontecimiento:





El alma del sufragismo residía en su lucha por la consecución del derecho al voto para las mujeres aunque no se limitó a dicha demanda. Conforme avanzó el siglo, las demandas relacionadas con cuestiones sociales y económicas fueron ganando peso.
En Estados Unidos, por ejemplo, la relación del sufragismo con el movimiento antiesclavista fue muy estrecha. Prueba de esto es la famosa intervención de Sojourner Truth, mujer nacida esclava, en una convención feminista celebrada en 1851:
"Mirad mi brazo. He trabajado la tierra, he sembrado, y he recogido la siembra en el granero, y ningún hombre me podía ganar ¿Y no soy mujer?
He parido trece hijos y he visto como a la mayoría los vendían como esclavos, y cuando lloré con la pena de una madre, ¿nadie me escuchó salvo Jesús! ¿Y no soy mujer?"
La relación entre feminismo y abolicionismo se percibe también en la propuesta de candidatura que el partido sufragista Equal Rights lanzó en las elecciones presidenciales de 1872 con la feminista Victoria Woodhull como candidata a la presidencia y el activista afroamericano Frederick Douglass como postulante a la vicepresidencia.


Manifestación sufragista



En cualquier caso, las fronteras entre sufragismo, democracia radical y utopismo socialista fueron siempre borrosas y en el ánimo de gran parte de las líderes sufragistas la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras, el acceso a la educación y la emancipación de las mujeres respecto al dominio de sus maridos tuvieron siempre el mismo rango de importancia que la conquista del derecho al voto.

La aparición del movimiento obrero y de sus dos poderosas ramas en el XIX, anarquismo y socialismo, trajo consigo el surgimiento de una corriente dentro del feminismo que consideraba secundaria la cuestión del sufragio y que planteaba que existían diferencias entre las mujeres de la clase obrera y las de la burguesía, por lo que sus reivindicaciones no podían ser las mismas ni tenia sentido que militaran en las mimas organizaciones. La fundadora del feminismo socialista fue la francesa Flora Tristán que editó un folleto llamado La Unión Obrera, años antes de que Marx y Engels publicaran el Manifiesto Comunista y en el que ya se asomaban ideas clásicas del socialismo como el internacionalismo.

Dentro del anarquismo destacarán Louise Michel y Emma Goldman. La primera fue una maestra que llegó a ser una de las principales figuras de la Comuna de Paris y cuya actividad política tiene un enorme valor al integrar feminismo, pacifismo, crítica al colonialismo y emancipación de la clase trabajadora en la misma lucha. Fue, en ese sentido, una precursora del siglo XX. Emma Goldman fue una judía lituana que desarrolló su activismo en Estados Unidos donde se convirtió en una celebridad y en una de las personas más odiadas por la élite empresarial que gobernaba el país. 

La madurez del feminismo socialista llegó ya en el siglo XX con la creación de la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que fue una organización paralela a la II Internacional socialista. En su segundo congreso, celebrado en Copenhague en 1910, la Conferencia aprobó la reivindicación del sufragio universal unida a la necesidad de aprobar una legislación que protegiera a las mujeres y aglutinara ámbitos como la maternidad, el acceso a la educación, el derecho al aborto, la independencia económica y jurídica, etc. La idea de celebrar un Día Internacional de las Mujeres partió de ellas. Sus líderes fueron mujeres como Clara Zetkin y Alexandra Kollontai. Esta última fue la primera mujer en desempeñar un puesto de ministra en el gobierno de un estado: fue Comisaría del Pueblo para la Asistencia Pública en el primer gobierno bolchevique tras la Revolución Rusa.


Alexandra Kollontai



Con la sucesiva aprobación del sufragio femenino en la mayoría de los países occidentales y los avances en la igualdad legal, la conocida como la primera ola del feminismo fue cerrando el circulo iniciado por las revolucionarias del siglo XVIII. Quedarían pendientes muchas luchas que protagonizarían, ya entrado el siglo XX, la segunda oleada feminista.

En esta línea del tiempo podéis comprobar el año en que fue aprobado el sufragio femenino en los distintos países del mundo: 



matadornetwork.com



Descripción de la tarea


La actividad consiste en realizar una breve redacción sobre las reivindicaciones del movimiento feminista en los siglos XIX y XX utilizando tanto las situaciones reflejadas en el film Sufragistas como las ideas contenidas en los textos incluidos en la entrada.

Puedes confeccionar tu redacción contestando a las siguientes cuestiones:

  1. La lucha por la igualdad política. ¿Cuándo nació el movimiento sufragista y por qué? ¿Fueron ignoradas las mujeres durante las revoluciones liberales? ¿Qué métodos utilizados por las sufragistas se aprecian en la película? ¿Cuál es la actitud del gobierno británico hacia el movimiento sufragista? ¿Coincide con el trato que la Convención jacobina otorgó a las Ciudadanas Republicanas Revolucionarias?
  2. La lucha por la igualdad en el trabajo.  ¿Cómo eran las condiciones de trabajo en la lavandería en la que trabaja la protagonista del film, Maud Watts? ( En esta escena, Maud acude al Parlamento británico para declarar en la Comisión en la que se debate la aprobación del voto femenino y relata ante los parlamentarios las durísimas condiciones de trabajo de las empleadas en lavanderías) ¿Consideras que es comparable al relato de Soujourner Truth?
  3. La lucha por la igualdad en el seno de la familia. ¿Cuál es la actitud del marido de Maud respecto a las ideas y acciones de su mujer? Compárala con la del resto de los maridos ¿Por qué la declaración de Seneca Falls criticó el concepto de matrimonio de la época?
  4. Conclusión. ¿Cómo valorarías a la película como fuente para conocer la historia del movimiento sufragista? ¿Crees que las feministas del pasado se sentirían satisfechas con lo conseguido hasta hoy o consideras que sus demandas siguen vigentes?


jueves, 13 de noviembre de 2025

La I Guerra Mundial

Antecedentes. Las Relaciones internacionales entre 1870 y 1914


Factores:


Los factores principales que van a condicionar la política europea durante estos años serán los siguientes:
→ La enemistad francoalemana
→ La rivalidad entre Austria y Rusia por los Balcanes
→ Los enfrentamientos entre las potencias imperiales por el control de las colonias.


Fases.

1ª Fase. Los Sistemas Bismarckianos. (1870-1890)

Así se conocen a los tratados internacionales ideados por el Canciller alemán Bismarck para aislar a Francia, buscando alianzas con los imperios Austrohúngaro y Ruso y la neutralidad del Reino Unido. Fueron posibles gracias a la habilidad de Bismarck, al carácter secreto de los tratados firmados y a una situación internacional caracterizada por factores que los favorecían. (Ejemplo de esto serían la enemistad de Francia e Inglaterra por las colonias; el conflicto entre Francia e Italia por Túnez; la distensión en los Balcanes gracias a la prioridad rusa por la expansión en Asía; el papel mediador ejercido por Alemania en los conflictos coloniales y las relaciones cordiales entre Alemania y el Reino Unido).
Los tratados firmados por Bismarck fueron:
  • La alianza entre Alemania y Austria-Hungría de 1871.
  • La Alianza de los Tres Emperadores firmada por Alemania, Austria-Hungría y Rusia en 1881.
  • La Triple Alianza entre Alemania, Austria- Hungría e Italia de 1882.
  • El Tratado de Reaseguro entre Alemania y Rusia de 1887.
El punto débil de los Sistemas Bismarckianos eran las fricciones entre Austria-Hungría y Rusia por el control de los Balcanes y de Austria-Hungría e Italia por las posesiones austriacas en el Norte de Italia.

2ª Fase. El fin de los Sistemas Bismarckianos. (1890-1904)

En 1890 Bismarck dimitió por sus desavenencias con el nuevo emperador alemán, Guillermo II. A partir de aquí, Alemania iniciaría una política de expansión que le llevaría en última instancia al enfrentamiento con el Imperio Británico. De hecho, Guillermo II rechazaría una oferta de alianza realizada por Inglaterra en 1897 e, incluso, se mostraría a favor de los Bóers en su guerra contra los británicos.
A partir de 1890, se forja una alianza entre Inglaterra, Francia e Italia cuyos pasos son:
  • La alianza entre Francia y Rusia en 1892 gracias a las inversiones financieras de la banca francesa en la industria rusa. Francia logró así romper el cerco ideado por Bismarck.
  • La renuncia francesa al Sudán y al Valle del Nilo permite la amistad francobritánica. En 1904, firman la "Entente Cordiale" a la que se une Rusia en 1907 dando lugar a la Triple Entente.



3ª Fase. La crisis. (1904-1904)

Hasta 1914, se suceden las crisis internacionales. las más destacadas fueron:
  • Las Crisis Balcánicas. Tras la derrota de Rusia en su guerra contra Japón, los Balcanes vuelven a ser su prioridad, enfrentándose de nuevo a Austria-Hungría. Hay que añadir como actor importante en estas crisis al reino de Serbia, aliado de los rusos y enemigo de austriacos y búlgaros.
  • Las Crisis Marroquíes. Enfrentaron a Francia y a Alemania por el control de Marruecos.

Causas y Antecedentes de la I Guerra Mundial.

  1. El Imperialismo y la rivalidad por el control de las colonias.
  2. El rearme de las potencias. de hecho, al periodo anterior a la guerra se le conoce como la "Paz Armada"
  3. El nacionalismo agresivo.
  4. El sistema de alianzas existente que desencadenó un efecto dominó.
  5. El poder y la influencia alcanzados por los militares.
  6. La existencia de numerosos focos de tensión. (Alsacia y Lorena; los Balcanes; las colonias, etc.)
El desencadenante de la guerra fue el asesinato del heredero del Imperio Austro-Húngaro, el Archiduque Francisco Fernando, en Sarajevo.
Tras el asesinato, Austria-Hungría declarará la guerra a Serbia a la que culpa del magnicidio, el 28 de julio de 1914. A partir de aquí, comienza la escalada bélica:
→Rusia le declara la guerra a Austria-Hungría el mismo día.
→Alemania a Rusia el 1 de agosto.
→Alemania a Francia el 3 de agosto.
→Reino Unido a Alemania el 4 de agosto (tras la invasión de Bélgica por los alemanes)

Desarrollo de la guerra




1) En Occidente, se inicia la ofensiva alemana de 1914, siguiendo el Plan Schlieffen que perseguía la rápida rendición de Francia, mediante la rápida penetración del ejército alemán en suelo francés a través de Bélgica y Luxemburgo. La ofensiva fue parada por los aliados en el río Marne.
En el Este, se produce una ofensiva rusa que es desbaratada tras el contraataque alemán que ocupa Polonia y Lituania.
Fotografía tomada durante la Tregua de la Navidad de 1914 en el frente belga

2) Se inicia en el frente occidental la conocida como Guerra de Trincheras, una guerra de desgaste que durará hasta 1918. Las batallas más famosas de esta fase tendrán como objetivo romper las líneas enemigas como las batallas de Verdún y de Somme, ambas en 1916.La guerra en el sector occidental comenzará a desnivelarse con la entrada de Estados Unidos en el conflicto.
En el Este, el estallido de la Revolución Rusa permitió la desaparición del frente oriental.
3) Tras el fracaso de la ofensiva alemana de primavera de 1918, los aliados rompen el frente a partir de agosto en la Ofensiva de los Cien Días que culminará con la rendición del alto mando alemán.

El 11 de noviembre de 1918 se firma el armisticio. 10 millones de soldados, aproximadamente, perdieron la vida.

Firma del Armisticio (https://elpais.com/elpais/2018/09/28/album/1538144748_022504.html#foto_gal_15)


Textos sobre la I Guerra Mundial

Carta de un soldado desde el frente

5 de febrero de 1918. Francia por la noche

Cariño mío:

[...] Quizá te gustará saber cómo está el ánimo de los hombres aquí. Bien, la verdad es que (y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla esta misiva) todo el mundo está totalmente harto y a ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo. A nadie le importa un rábano si Alemania tiene Alsacia, Bélgica o Francia. Lo único que quiere todo el mundo es acabar con esto de una vez e irse a casa. Esta es honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los últimos meses te dirá lo mismo.

De hecho, y esto no es una exageración, la mayor esperanza de la gran mayoría de los hombres es que los disturbios y protestas en casa obliguen al gobierno a acabar como sea. Ahora ya sabes el estado real de la situación.

Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me quedaba; solo me queda el pensar en todos los que estáis allí; todos a los que amo y que confían en mí para que contribuya al esfuerzo necesario para vuestra seguridad y libertad. Esto es lo único que me mantiene y me da fuerzas para aguantarlo. En cuanto a la religión, que Dios me perdone, no es algo que ocupe ni uno entre un millón de todos los pensamientos que ocupan las mentes de los hombres aquí.

Dios te bendiga cariño, y a todos los que amo y me aman, porque sin su amor y confianza desfallecería y fracasaría. Pero no te preocupes, corazón mío, porque continuaré hasta el final, sea bueno o malo [...]

Laurie

Carta de un soldado francés donde describe lo vivido en la batalla de Verdún (marzo de 1916)

“Esos tres días pasados encogidos en la tierra, sin beber ni comer, los quejidos de los heridos, luego el ataque de los boches [alemanes] y nosotros. Después, al fina, paran las quejas; y los obuses, que nos destrozan los nervios y nos apestan, no nos dan tregua alguna, y las terribles horas que pasan con las máscaras y las gafas en el rostro, ¡los ojos lloran y se escupe sangre!, después los oficiales que se van para siempre; noticias fúnebres que se transmiten de boca en boca en el agujero; y las órdenes boches dadas en voz alta a 50 metros de nosotros; todos de pie, luego el trabajo con el pico bajo las terribles balas y el horrible ta-ta-ta de las ametralladoras”

A partir de aquí, os propondré una actividad que creo puede resultar interesante. La idea me la dio mi compañera Raquel Carrasco y consiste en recrear cartas como las que hemos leído arriba, intentando reproducir las sensaciones de angustia, miedo y hartazgo que sufrieron los soldados en las trincheras y las motivaciones que los empujaron a luchar por su supervivencia.

Los siguientes recursos pueden ayudarnos a completar la tarea:

Empatía en clase de historia: Los alumnos serán soldados de la Primera Guerra Mundial, artículo de la revista Clio en la que los profesores Felipe Pizarro y Patricia Cruz explican su proyecto.
Cartas desde la Trinchera del profesor Diego Sobrino


Recursos


Galerías fotográficas: La I Guerra Mundial en 15 imágenes (El País), Cómo entender la I Guerra Mundial en 50 fotos (El Español)
Vídeos: La Primera Guerra Mundial (3. Las trincheras) Montaje realizado por la profesora Guiomar a partir de escenas procedentes del documental Apocalipsis: La Primera Guerra Mundial